Una pieza que nace entre lo etéreo y lo ancestral.
En el centro, una orquídea real encapsulada, preservada como un pequeño espíritu de la naturaleza que detiene el tiempo. Desde ella desciende un tejido delicado en plata, donde se entrelazan perlas luminosas, cuarzos iridiscentes y la energía cálida del citrino, piedra conocida por encender la creatividad y la abundancia.
Las cuentas en tonos rosados evocan la quietud del océano al atardecer, mientras los destellos naranjas recuerdan ese último rayo de sol que toca las islas de Yonaguni antes de desaparecer. Es una pieza que parece susurrar historias antiguas, como si hubiese sido encontrada en un templo sumergido o entregada por un espíritu del mar.
Yonaguni es amuleto, memoria y luz.
Una joya que protege, inspira y acompaña.
